Sábado, 10 de Junio de 2023.
A diferencia de la edición barcelonesa en la que el Auditorio está en el mismo Fórum, aquí en Madrid, las actuaciones del Auditorio no estaban en la Ciudad del Rock, sino en Madrid, en un auditorio situado en Príncipe Pío. Las entradas para el sábado estaban agotadas desde hacía tiempo, pero afortunadamente me conecté la madrugada anterior y apareció una, así que pude pillar sitio para disfrutar de Laurie Anderson y John Cale, por lo que tras descansar casi tres horas, amanecimos de nuevo y nos dirigimos al Auditorio para disfrutar de ambas actuaciones.

Con sugerentes proyecciones llenas de mensajes en el fondo, y con una sólida banda de acompañamiento, Laurie Anderson ofeció un concierto creativo y original, vanguardista y minimalista, con música que no se digiere fácilmente pero que en directo se disfruta y luego deja buen poso. Con la ayuda de su violín y unas cuantas chuletas que sostenía en su atril, Laurie hizo bastante spoken word, que alternaba con canciones como “O Superman”, o trozos de versiones como el “Get on the good foot” de James Brown, hasta incluso invitar al público a hacer un grito por Yoko Ono durante diez segundos. Un concierto extraño y curioso, sin duda.

A continuación, fue el turno del ex-VELVET UNDERGROUND, John Cale. También flanqueado por una excelente banda, John se alternó entre el teclado en la mayoría de canciones y un par de temas a la guitarra. Parecía como si no hubieran quedado mucho para ensayar y se dedicaran a improvisar. Y ya después tocó llamar a un taxi y subir a la Ciudad del Rock de nuevo.

El sábado en el recinto era el día que menos me interesaba, no sólo de esta edición, sino de las últimas del Primavera Sound.

Comencé con los americanos SURF CURSE, un grupo clásico de punk de guitarras distorsionadas.

Enseguida fui a otro escenario a ver más punk, en este caso el de los canadienses CRACK CLOUD, un jovencísimo grupo que gira en torno a las figuras del batería-vocalista Zach Choy y el teclista Mohammed Ali Sharar, que hacen una especie de post-punk nuevaolero que bebe de TALKING HEADS, THE STRANGLERS, GANG OF FOUR o incluso THE B-52’s. Sonaban frescos y convincentes.

Lluego no había nada interesante en ninguno de los escenarios, a excepción de SHELLAC, pero éstos vienen a todas las ediciones, por lo que no conozco a ningún asiduo al Primavera Sound que aún no los haya visto, así que aproveché para comer: una pizza cuatro quesos y un crepe también cuatro quesos; se nota que me gusta el queso, ¿eh?

Me acerqué a THE VOIDZ, el otro grupo de Julian Casablancas (THE STROKES), que se convirtieron por méritos propios en el peor grupo de todo el festival. Fueron un despropósito: sobredosis de autotune y unas poses y un sonido que echaban para atrás, entre el hard rock y el heavy-metal caduco. Las canciones eran un horror, por lo que a los pocos instantes me fui a ver qué tal Gaz Coombes, el que fuera líder y vocalista de SUPERGRASS.

La cosa mejoró, claro está, pero no con respecto a su ex-grupo, del que no tocó ninguna (creo), sino con respecto al bodrio que venía de ver.

Aún así, su pop terminó resultando aburrido, así que emigré antes de que terminara su concierto, y lo hice hacia un escenario en el que aún no había estado, el Warehouse by Dice, una pequeña carpa cerrada y llena de humo en la que me dispuse a disfrutar de UBALDO, el proyecto de ambient experimental de Andreu G. Sierra, un tipo del Delta del Ebro, pero residente en Bruselas. Hace su música a base de samplers, loops, guitarras (a veces tocadas con un arco de violín), su voz fantasmagórica, ultra-procesada y llena de reverb, feedbacks y hasta un inhalador usado como instrumento musical, todo para crear ambientes estremecedores llenos de magia.

Después fui a pasearme por distntos escenarios sin necesidad de detenerme mucho tiempo en ninguno de ellos en particular porque las propuestas no eran de mi gusto: primero fue Caroline Polachek, con su pseudo-dream-pop comercial, que no me decía nada.

Más tarde, NIA ARCHIVES no me disgustó: drum’n’bass, break-beat y jungle lo-fi, con acento étnico e incluso influencias del reggae y de la música jamaicana, para hacernos bailar con unas hipnóticas proyecciones sobre el fondo.

Los italianos MANESKIN, ganadores de Eurovisión, reunieron a multitud de fans. A mí me pareció lo peor del festival junto a THE VOIDZ. Sus poses rockeras y su sonido comercial me echaron de ese escenario en segundos, rumbo a JOCKSTRAP.

Acercándome al escenario, pensaba que eran más de lo mismo, pero no, y es que su música tenía varias aristas. JOCKSTRAP son un dúo londinense formado por Georgia Ellery, cantante, compositora y violinista, y el productor Taylor Skype. Su pop de bases pregrabadas estaba adornado con multitud de detalles, sonando a una mezcla entre Carole King, PET SHOP BOYS, BEACH HOUSE y David Bowie. Georgia lo mismo cantaba, bailaba, se colgaba una guitarra acústica o tocaba el violín. Los tecldos y arreglos de Taylor le daban una acabado muy interesante a sus canciones.

Y bien, a las dos de la madrugada no había nada más interesante que acercarse a ver a Rosalía. Además, varios amigos me dijeron que me acercara a verla ya que estaba allí, que le diera una oportunidad. Cierto es que nunca he escuchado más de diez segundos de una canción de Rosalía. No me gusta ni emociona nada su música, pero a esa hora aún me interesaba menos lo que programaban en los demás escenarios, así que ya que estaba allí, me pasé por curiosidad, haciendo tiempo hasta GILLA BAND. Es verdad que flipé con el espectáculo, con la naturalidad y la honestidad que transmite, y con un público adolescente (bueno, en realidad había de todas las edades) que se sabía todas sus canciones y las cantaban mientras grababan con su móvil parte de la actuación. Era más el espectáculo y la curiosidad que la música, desde luego.

Así, la próxima parada era GILLA BAND. Fue el grupo que más me interesaba de la jornada del sábado. Su álbum de debut, ‘Most normal’ (Rough Trade, 2022) me tenía obsesionado, y quería ver cómo lo llevaban al directo. Fueron de menos a más, en el sonido y en el repertorio. La gente hacía pogo en algunos temas. Y yo me uní a esa fiesta. Terminaron con un “Eight fivers” que era puro éxtasis sonoro.

Y ya de ahí, previo paso anecdótico por BAD GYAL, fui al fin de fiesta con Dj Coco, con un montón de invitados bailando sobre el escenario, como siempre. Antes de que finalizara su sesión, nos fuimos y me quedé perplejo al ver colas aún mucho más largas que la noche anterior para pillar taxis o buses de vuelta. Espero que el año que viene busquen una ubicación más acorde con la calidad del festival, donde no sea necesario cancelar porque caigan o se prevean cuatro gotas, y donde la gente pueda acceder o marcharse del recinto con facilidad, sin necesidad de gastar varias horas esperando autobuses.

Top 10:
- THE DELGADOS.
- THE MOLDY PEACHES.
- GILLA BAND.
- LEBANON HANOVER.
- UBALDO.
- ALVVAYS.
- THE BETHS.
- DEPECHE MODE.
- JOCKSTRAP.
- THE MARS VOLTA.