Éste es uno de esos discos surgidos como consecuencia de la pandemia de Covid, durante la cuál, el extraordinario compositor de ambient de Los Ángeles, se dedicó a observar esa realidad tan distinta a la que estábamos acostumbrados y comenzó a ponerle música. El disco encierra trece piezas que se tambalean entre la ira, la ansiedad y la esperanza, y por lo general se convierten en distorsión y ruido, en un intento de buscar un sentido a los acontecimientos en todo el mundo. La creación de este disco fue una forma de calmar las propias frustraciones del artista en esos momentos tan extraños. Una gran influencia a la hora de componer estas bellas piezas llenas de zumbidos y sonidos apocalípticos, fue ver cómo se desarrollaba la vida de forma online, gracias a la tecnología: conciertos en streaming, actualizaciones de los acontecimientos segundo a segundo gracias a las redes sociales,… se podía ver el mundo sin salir de casa! Algunos de los temas son meras grabaciones de campo, demostrando que las ciudades no se quedaban en silencio, observando cómo en ciudades como Los Ángeles el ruido generado por los humanos nunca cesó: cuando la gente disminuía su movimiento, se amplificaban otros sonidos, como el ruido de los helicópteros, del viento, de los incendios y la contaminación, etc… Un disco asombroso que acaba con “The light at the end”, un mensaje de optimismo a pesar de los tiempos actuales.
Mis favoritas:
1. The light at the end.
2. The toll on our daily lives.
3. It crept into our deepest thoughts.