Una sala totalmente llena para ver a uno de los mejores compositores del siglo XX, toda una leyenda. Un personaje, que al frente de Supertramp, ha facturado de las mejores canciones que se han compuesta en la década de los 70. Y venía solo, pero es que no le hacía falta nadie. Él solo llenaba el escenario, tanto al teclado como a la guitarra acústica de 12 cuerdas, sonando como una banda completa, y además, el público, totalmente entregado desde el primer momento, no dejó de cantar todas y cada una de las canciones durante todo el concierto. Estaba claro que había que asistir a este concierto dejándote los prejuicios en casa, y seguro que muchos «indies» me retirarían el carnet por asistir a este concierto. Pero no me arrepiento. Es más, disfruté como un enano durante todo el rato, que fue más bien largo, de más de una hora. Se supone que venía a presentar el último disco en solitario, aunque de este tocó bien pocas. Se dedicó a tocar las viejas y conocidas canciones que todo el mundo quería escuchar. Empezó con The Meaning, y tocó además: Take The Long Way Home, Dreamer, It´s Raining Again, Two Of Us, Easy Does, Sister Moonshine, The Logical Song, Breakfast In America, Hide In Your Shell, Give A Little Bit, Fool´s Overture, School,.. haciendo las delicias de todos los asistentes, y es más, se mostró agradable en todo momento. El único rato de aburrimiento y sopor fue cuando salió Carlos Núñez a acompañarle con la flauta en dos canciones. Nos presentó también un souvenir que había comprado en Japón, una especie de caja de batería electrónica, un extraño instrumento de percusión de cuyo funcionamiento nos hizo una pequeña demostración, tras la cuál, invitó a alguien del público a subir a acompañarle a un tema a este extraño cahivache electrónico. Antonio, el voluntario, lo hizo muy bien y fue muy aplaudido por el público, que se lo estaba pasando en grande. Fue bonito volver a disfrutar de esos viejos éxitos de Supertramp.